La deseó por mucho tiempo pero no se sentía lista para aceptar una responsabilidad tan grande, cuando al fin se animó a andar por el camino de quienes aman sin explicaciones, sin pretextos ni condiciones, decidió que era el momento perfecto y fué por ella.
Desde el principio la rodeó de amor, cuidó su pequeña semilla como a su vida, la regó todos los días y le dió lo mejor que tenía para ella, vió como todos los días se volvían una experiencia única y diferente, y los disfrutó inmensamente por lo irrepetibles e inolvidables, no quiso perderse de nada, no quiso que ella se perdiera de nadie. Cada centímetro más llenaba su corazón de alegría, cada sonrisa, cada palabra, cada experiencia la completaban como persona, hacían que su alma sintiera un lleno que pocas veces había conocido antes. Recorrió el camino de la mano de las dos personas que más amaba, su marido y su semilla, que ahora era toda una mujer y estaba lista para tomar su propio camino, no sabían que le esperaba, pero llevaba lo mejor de ambos y la maleta llena de recuerdos y experiencias que la ayudarían...

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