Y desde hoy..

me llamo Alba o Consuelo o Soledad o que se yo.
Y no como más carne, y no hablo más por teléfono.
Y me pinto el pelo de café.

Y compro más pájaros para que me hagan compañia.

Apretó el cigarro entre sus labios y lo volvió a bajar al cenicero, hoy no tenían el mismo efecto sobre ella, hoy no sabían a tranquilidad y buenos momentos, hoy era humo, humo de cigarro y nada más.
Había ido al cine, con diferentes personas, a distintas horas, a ver la misma película una y otra vez, era la película de su vida, parecía que nadie la podía conocer mejor, era ella en su estado más puro y más desnudo, era ella.
Su mente había quedado agotada después de analizar una y otra vez las mismas escenas, los mismos colores, las mismas caras, los mismos gestos, que había visto tantas veces que hasta sentía que conocía a los personajes, que eran todos conocidos.
Fumaba
F u m a b a
Pero ya no era lo mismo.
Se sintió común, aunque el personaje de la película era bastante peculiar.
Se fué a dormir sintiéndose un invento de algun escritor de cine.

Y despertó con los rayos de sol en la cara, y una cajetilla de cigarros vacía. Y recordó la película de ayer, y sonrió, como todas las mañanas lo hacía.

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