
Preferí salir de la casa y tomar nuevos rumbos, caminé lo que no tienes una idea intentando deshacer tu nudo de mis pensamientos, hasta el Sol me sonreía y confiaba en que nunca más iba a pensarte así, porque también dejar de pensar en ti es inevitable. Llegué a un jardín, brillante, lindísimo, vacío, no había gente, ni flores, y me sentí feliz, ahí, en ese momento.
Pero era verde... como mi amor por ti.
Cuando tenemos el adiós de alguien en la cabeza, es imposible olvidar.. y todo, todo.. nos lo recuerda.
ResponderEliminarSaludos, linda!
a veces parece que cuando no hay nada que nos recuerde a esa persona, nosotros inventamos un motivo.
ResponderEliminarporque cuando uno fue tan feliz, no quiere olvidar y cuando parezca que todo haya pasado, una parte de nuestro corazon seguira extrañando.
debería ser una pradera, pues se lee muy grande
ResponderEliminar