-Soñé que me casaba contigo, pero tú no eras tú, bueno, si pero no... no puedo explicarte. Eras algo tan especial, tan único, pero le faltaba ese toque, esa tú real... ¿entiendes?
Bueno, en fin, nos casábamos y comíamos tréboles y teníamos 3 margaritas por hijas y éramos inmensamente felices.
- Haha, tú y tus sueños...
- Los sueños se pueden hacer realidad ¿sábes?

Y en ese momento se arrodilló ante ella, y sacó de la bolsa de su chamarra, empapada por la lluvia, una caja, una margarita y un anillo al final.

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