Amanecieron sus ojos frescos, sus piernas ligeras, el cabello atrapado en un chongo revuelto y mil margaritas para la cena.
Ese día con el que había soñado desde niña por fin había llegado, lo sabía porque su estómago se lo gritaba, aquellas mariposas tan presentes en la última temporada hoy estaban más activas de lo que nunca habían estado.
Estaba parada junto a la ventana, con los pies enfundados en los calcetines, pensando, mirando, disfrutando cada rayo de sol que pudiera hacerle sonreír un poco más. Admiraba el color verde brillante de las plantas, olfateaba la brisa de cada mañana y sentía como el viento le besaba la cara detrás de la cortina de tul blanco y cerraba los ojos y volvía a comenzar.
¿Habría existido en todo el mundo, en toda la historia, una felicidad como ésta?

btw: imagen de kursad

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