O.


La química es peligrosa. En nada, se vuelve adictiva. En nada, explota. Por los ojos, por los poros, en las manos impacientes. Y se nos va de ellas.
Que funciona y que uno no es suficiente. Nunca va a ser suficiente.
Dicen, que hasta las labios más urgentes no tienen prisa dos besos después. Mentira.
Una bomba de tiempo haciendo su conteo. Como quien siembra un árbol y sabe que puede florecer, que va a florecer, y que podemos no estar para verlo pero no podemos negar su potencial. Y el momento se aplaza, y se aplaza, y se sueña y las ideas no pueden evitar crear realidades alternas en las que todo sale como queremos. Se vive sin hacerse presente, todavía. Nos encanta vivir de sueños.
Y entonces la chispa. Se acelera todo. La rueda empieza a girar. Y no puedes hacer más que dejarte llevar por una corriente que no controlas, electricidad pura.
No tengo que cerrar los ojos para sentirte cerca. La mente va más allá del cuerpo, tus ojos van más adentro sin tocarme, estoy contigo sin que tú lo sepas. Se siente en mi ombligo, en la punta de mi lengua, las yemas de mis dedos pretenden saber cómo sería, no saben nada.

Jugar con fuego, calienta, ilumina, activa, pero al final, quema.

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