Te regalé mi sonrisa.
Te la regalé sin pedir garantías, y cuando te fuiste, te la llevaste completa. Ahora lloro mucho y de la nada, cuando veo una película, al escuchar una canción, al ver el gran amor que surge entre dos personas, ya sean pareja, familia, hasta mascotas... Me preguntó cuándo volveré a sentirme de la misma manera. Parece que te sigo buscando a ti, pero ya no es a ti a quien busco, si no a tu idea, a todos esos sueños que sembraste en mi cabeza y te llevaste arrastrando para liberarlos por ahí.
Mi sonrisa ya está conmigo de vuelta y todos los días es un poco más fuerte, un poco más brillante. Ella y yo nos hacemos compañía, somos un buen equipo, nos recordamos que aunque ya no estás, estuviste. Que aunque ya no vengas, te quedaste, al menos en lo bueno. Un día voy a dejar de escribirte, pero no por eso voy a olvidarte. A ti nunca voy a olvidarte. Tanto.
De esas cartas que nunca entregaremos, y solo ruegas para que por casualidad lo lea un día...
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