El amor es eterno...

... hasta que acaba.

Siempre he sido un corazón rebelde, para cada "no" tengo un "¿cómo no?, y para mi historia de amor tenía el reto de hacerla durar por siempre...
No por el hecho de que durara eternamente, como un algo lineal, sin sabor pero que ahí estaba rompiendo récords, si no por el hecho de que hubiera magia todos los días, que no faltara una sonrisa y un abrazo listos para compartirse, unas cuantas palabras amables y un suspiro antes de dormir, abrazarte  el corazón y sentirte el alma, hasta que un día no hubo más nada. Entonces fue cuando lo entendí...
Entonces me dí cuenta de que lo mejor que se puede hacer es amar sin medida, el día que nos toca vivir, vivirlo al máximo, acabarse el mundo a besos y sonrisas, sentir, felicidad o tristeza, mirar sus ojos hasta que dejen de salir chispas, sentir su piel, cálida y tranquila; para que el día que no esté más, lo único que se sienta sea el jalón hacia arriba de esos hilos atados a los extremos de la boca que nos arman la sonrisa y nos iluminan por dentro.
Ahí fue cuando entendí que el único amor eterno es el mío, ¿que haría yo si no me tuviera a mí? Sería una auténtica tragedia no tenerme... ¿Quién podría amarte si no yo? ¿Quién te tomaría de la mano entonces?

Te quise, tú sabes cuanto te quise, y sin embargo, hoy no eres más que un recuerdo de esos que me hacen sentir infinita.