Desde la ventana...

Crecí en una casa con una puerta tan alejada de la calle que pensar en una ventana que mirara hacia ella era inimaginable.
Un día me mudé y tenía esa ventana que quise siempre. Desde ella podía verlo todo, hasta que llegó él y después me faltó...
La costumbre de mirar por la ventana y verlo llegar, de dibujarme sonrisas, se terminó con tu partida y la ventana se volvía más que una alegría un vacío gigante.
Esperé que no volviera a ser así,  esperé que la ventana fuera un espacio lleno de vida y de sonrisas para siempre y no lo logré.
Hoy tengo de nuevo un vacío... Y tengo miedo de que no se vuelva a llenar...

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