Eran las seis de la mañana, el Sol comenzaba apenas a asomarse, y Luna ya estaba perdida. Mareada por el alcohol caminaba tambaleándose en los tacones, de vez en cuando volteaba hacia atrás para asegurarse de que Manuel siguiera con ella, él la miraba divertido, su cara estaba ruborizada y aún así sus ojos brillaban de una manera muy especial. Se distrajo, Luna dio un paso mal y terminó en el suelo, reía despreocupamente, él se acercó a ella para ver si no se había lastimado y ella lo besó, lo besó como si no fuera la primera vez, con la pasión y las ganas de alguien que había esperado mucho tiempo por ello, en ese instante el tiempo se detuvo, no hubo más coches, no hubo más luz ni oscuridad, no había más que Luna. Manuel se arrepintió después de haberse separado pero tenía que llegar a casa antes de que el mundo despertara y todavía tenía una Luna que entregar.
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Ay, Luna, Luna.
ResponderEliminarQuiero saber más de ella.
Y de Manuel, por supuesto.
Un beso MUYGRANDE. :)
El rubor de las mejillas de Manuel me ha hecho que yo también me ruborize
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